martes, 14 de febrero de 2012

¿QUEMARSE O SOLUCIONAR EL DESASTRE?

¿Qué prefieres? ¿Quemarte o solucionar un desastre?

Así plasmado, parece que me estoy preguntando, que te estoy preguntando, si entrarías en el incendio en llamas ante la posibilidad de salvar a alguna persona que probablemente se ha quedado atrapada, o si bien ayudarías en la extinción del incendio...si fueras bombero (bueno, si fueras bombero tendrías que hacer las dos cosas, supongo y espero...). En realidad tienes infinitas posibilidades, la vida es más fácil de entender a través de dicotomías, pero nada más lejos de la realidad...de esta infinidad de posibilidades existe la tan "pasiva" de no hacer nada, lícita como el resto y extrapolable a numerosas situaciones y maneras de funcionar de las personas en nuestra vida diaría.

El que no hace nada, difícilmente se verá ante una situación que requiera que tome una decisión. Quiero decir el que no hace nada de antemano, el que decide quedarse quieto y ver la vida pasar (aunque en el caso del incendio se lo puede encontrar en cualquier lugar sin haber hecho nada...).
De lo que en realidad estoy hablando es de situaciones y cuestiones de las que somos responsables, y que son la mayoría de actividades cotidianas, del tipo que sean, que realizamos...están los que se queman, los que saltan al vacío, los que se arriesgan...y están los que les curan las quemaduras al que se ha quemado, los que antes de saltar dan vuelta atrás, los que conservan... Cada uno de nosotros decide si decide saltar al vacío con una persona que no tiene nada que hacer (un enamorado no correspondido que aún así se quema) o si decide poner remedio a que se le pasen sus sentimientos antes de quemarse, cuando ya sabe que ese será su final (el otro le ha rechazado).  Tú decides si corres y te caes, o si vas despacio para no caerte.

Hoy, después de prepararme un café, iba a poner la cafetera llena de café en su sitio, se me ha resbalado de las manos y he sentido que estaba a tiempo de no dejarla caer, pero por otra parte quemaba y existía el riesgo de no llegar a cogerla y que el líquido caliente me saltara en las manos. He decidido apartarme y dejar que se cayera sin salpicarme...después he limpiado y fregado todo el líquido de la encimera, los armarios y el suelo. He pensado que puede que en otro momento puede que me hubiera lanzado a cogerla por el pavor ante la posibilidad de tener que recoger el desastre (y que seguramente se me habría caído debido a la característica patosa y rebaladiza de mis manos), pero ahora no, he decidido apartarme y he recogido con bastante buen humor el desastre...
Algo ha cambiado? No lo se, muchos lo verán como el simple aprendizaje y reconocimiento por mí misma de mis pocas capacidades para coger algo al vuelo...pues a mí me parece algo más, aunque no se definirlo todavía...seguiré buscando la respuesta.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Escupir

Son tiempos con poca sustancia, o con mucha...yo vuelvo a tener la fuerza de la adolescente que cree en lo piensa, que piensa en lo que cree y que se niega a rendirse y a callar. No tengo miedo a gritar lo que pienso, de la misma manera que el otro día escupí en la calle una propaganda electoral del Anglada (iba a poner señor, pero no me gusta confundir a la hora de utilizar el lenguaje por utilizar formalismos). Una pareja me miró, y aunque pensé que podría estar pareciendo una pirada, o una grosera, para mí fue un acto instintivo y que me dejó una sensación placentera.
En estos días, además, en los que nuestros buzones estaban llenos de propaganda electoral, tuve diferentes reacciones. Sentí como un insulto y agresión encontrar que en el buzón que lleva mi nombre, había un sobre con una gaviota y dos PES. Lo saqué rápidamente, lo rompí en pedazos y lo tiré a la papelera.
Al día siguiente encontré dos sobres más. Uno era de los señores del clavel rojo. Éste sobre lo tiré sin más, no tuve ganas de romperlo, pero tampoco de tenerlo. El otro era del PP nacionalista catalán, o lo que es lo mismo CIU, el cual vivió el mismo ritual que el de sus amigos españoles de la gaviota.
Recibí un cuarto, de la disgregada Esquerra Republicana, que también fue lanzado sin rabia y sin repulsión, pero sin simpatía.

No recibí más. Y aunque así hubiera sido no habría conservado ninguno...eso no quiere decir que no pudiera votar a alguno de los no recibidos...

En esta época vuelvo a escuchar canciones de mi adolescencia, me emociono como entonces, y me enorgullezco de que después de haber superado algunas de las dificultades de la adolescencia (que no todas, no voy ahora de madura), puedo integrar quien soy  y quien he sido, sin pensar, cosa que espero no hacer núnca más, que la revolución, la indignación y la lucha social es sólo una cuestión de los 15 a los 2.... Esto es lo que quiero transmitir a mi entorno, a la gente...me sentí rota por dentro al mirar las noticias días antes de las elecciones, le grité a la tv, como hubiera hecho mi abuela, y pensé y expresé que cómo estaría ella de ver que un papanatas como Rajoy, seguro que le diría muñegote o alguna cosa así (a Aznar lo llamaba rata), iba a ser presidente...y no quiero dejar núnca esta visión del mundo, y si tengo que escupir o vomitar de repulsa hacia lo que me rodea, lo haré. No me voy a callar, núnca.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Mundo oriental...

Esta mañana mi cuello y espalda se han bloqueado. En la parte derecha. Mientras me vestía, instintivamente he estirado brazos y cuello y he notado como una contractura se apoderaba de mí. A veces me ha pasado, pero esta vez ha sido mucho más dolorosa y paralizante.
He seguido la rutina diaria, pero me he puesto crema antiinflamatoria, manta eléctrica y miolastan...aún así me seguía doliendo...como la preocupación era tal he decidido hacerme un masaje con urgencia y en el sitio donde he ido otras veces hoy estaba la oferta de masaje chino por 20 euros, después de informarme de si me iría bien he tomado la decisión de ir.

Realmente ha sido bastante curador, bastante silencioso, bastante completo...me ha encantado. Lo mejor ha sido la conversación mantenida al finalizar. El señor oriental me ha dicho que, aunque me dolía cuello y parte de arriba de la espalda, lo que realmente estaba duro y tenso era la parte de abajo. El motivo de mi dolor arriba, según él, es porque la sangre no me llega a la parte de arriba debido a la dureza de los músculos de abajo. Siempre es la parte derecha la que me duele y me ha dicho que esa es la parte masculina y que por algún motivo la tengo contenida y bloqueada...también me ha dicho que la parte de abajo es la de la tristeza y el miedo, pero que era yo misma la que tenía que pensar qué me podía estar pasando...me ha vuelto a hablar de la descompensación que existe entre mi mundo femenino y el masculino, ya que dice que mi parte izquierda está suelta y se deja llevar. Al ver mi cara de sorpresa me ha dicho que podría ser algún problema con mi padre, o con su familia, y que me hace estar triste y tener miedo...lo he visto clarísimo y se lo he dicho: "Mi padre se murió y me ha costado mucho superarlo, de hecho, todavía estoy en ello"...

Yo no soy una persona que cree en supersticiones, ni en cosas que se salgan de la racionalidad. Pero esto de hoy me ha sanado el alma y ha hecho que mi cuello y espalda se empezaran a destensar, así que puede que la medicina tradicional china sea una completa desconocida para mí, y puede que esto no sea más que un cuento chino, pero es la primera vez que salgo de hacerme un masaje con la sensación de que he dejado un gran peso en la camilla...

domingo, 10 de abril de 2011

DUDAR...

Uno de los momentos más duros de mi infancia era cuando iba a comprar unos zapatos nuevos. Me era muy difícil elegir cuáles quería y la dependienta tenía que inventar mil y un juegos para que por fin me llevara unos zapatos...si por mí hubiera sido no me habría llevado ningunos. Me podía más mi incapacidad para elegir, que el hecho de pensar en tener unos zapatos nuevos (lo cual para mí, ya desde pequeña era importante...estrenar zapatos!).
Todo ésto, que no es más que una anécdota, se extrapola a la vida adulta, y se trabaja también...sí, soy capaz de elegir, no creo que ahora mismo tenga una incapacidad con eso. Al revés, me cuesta poco saber qué quiero, qué me apetece hacer...y sobre todo qué no quiero, es decir, cuando no quiero hacer algo no lo hago y punto. Me resisto absolutamente a dejarme llevar por los deseos de los demás, o por no hacer algo completamente convencida de ello.
Otra cuestión muy diferente es que dudo. Soy un absoluto mar de dudas. Tengo la sensación de que jamás estaré absolutamente segura de nada de lo que estoy haciendo. Pienso en si me estoy equivocando, en si podría ser mejor...creo que siempre podría ser mejor, o al menos diferente. No hay descanso en mi interior. Ante un momento de estabilidad busco qué cambiar, y sino hay nada pues me invento algo, inconscientemente, pero me lo invento. En el momento me lo creo.
Me asusta la gente que no duda. No creo que se pueda tener en los pilares básicos de la vida, las cosas absolutamente claras. Es un engaño...es no querer ver los problemas. En dudar, existe el placentero final (algunas veces) de reafirmarte en lo que estás haciendo. Y otras, encontrarte con el doloroso final o principio de final de algo, porque es diferente de lo que creías.

Así que, aunque espero dudar menos, es muy cansado a veces, quiero seguir planteándome siempre si lo que estoy haciendo es lo que quería hacer, o no.

sábado, 19 de febrero de 2011

Seguimos con escenas desconcertantes...capítulo 1

La escena de la chica empujada al vacío, es una de esas que llaman mi atención y que se quedan dentro de mis pensamientos. Además, cada día paso por allí, por aquella puerta, por lo que no puedo más que mirar, incluso intentar ver el interior de la casa a través de la ventana. Sobre todo porque me pregunto qué pudo pasar, qué no pude evitar y qué le puede haber pasado a una persona, que de alguna manera confió en mí como su testigo. No he vuelto a encontrarme con ella, ni con él. Supongo que siguen viviendo ahí, y que será otra historia más en la que una pareja se pelea llegando a límites que no se deberían pasar nunca. Y que sin saber cómo se han acostumbrado a ello, y seguramente no será ni la primera vez ni la última en la que se vean en ésta tesitura.

Lo más sorprendente de ésta historia sucedió una mañana de invierno. Yo paseaba, con el perro, más bien él me paseaba a mí, y nos encontramos con un grupo de vecinos y vecinas en medio de la calle, a escasos metros de la puerta del domicilio de aquella pareja. Me costó comprender lo sucedido, y encajarlo dentro del contexto. La puerta estaba quemada, al igual que la ventana. La vivienda era ahora restos y cenizas, pero, ¿Qué había pasado?

Una vecina comentaba con otra mediante sollozos, que ella vio el humo, que ella se asomó a su ventana, y en éste momento rompió a llorar mientras decía que vio cómo se la llevaban
-         ¿A quien?- preguntó la otra vecina.
-         A ella- respondíó la primera.
-         ¿Y cómo estaba?- insistió.
-         Muerta.

viernes, 18 de febrero de 2011

Estoy viva

Imposibilidad para decantarse por. La indecisión, la crisis personal. No se qué soy, se qué fuí, pero no se qué seré. La única certeza con la que cuento es que cambiamos, evolucionamos e involucionamos, y que por lo tanto a mí también me pasará.
Me sentía más cómoda cuando tenía mi escudo puesto ante los demás, al menos me hacía sentir segura de mí misma, valiente, con objetivos...al destaparme me bloqueé. Sentía la necesidad de estar muy quieta como si cualquier movimiento externo o interno me fuera a romper. Tal vez llevaba rota muchos años. No me quiero equivocar otra vez, afirmo que estaba rota desde hacía muchos años.
Acababa de cumplir quince años, y mi padre me abandonó para siempre. Nunca le podré volver a tocar, escucharle reír o abrazarle. Me viene a la cabeza y sobre todo al corazón, muchas veces, la sensación placentera de estar abrazada a él, es el gesto más agradable que he vivido en mi vida. Estar abrazada a mi padre. Y me he pasado la vida buscando ese abrazo, queriendo que alguien salvara a ésta niña incapaz de crecer. He ido haciendo todo lo socialmente establecido, para que nadie notara que yo estaba atrapada en el 20 de octubre de 1998. He sido una superficie impermeable a las personas. Y poco a poco me estoy abriendo, y dándome cuenta de que en el fondo nadie es transparente del todo, pero al menos uno lo ha de ser consigo mismo. Yo, conmigo misma.

Siempre me voy a seguir permitiendo mis momentos de melancolía y tristeza, tantos libros con contenido e historias tristes y desesperadas, tantas canciones que me hacen llorar. No puedo evitar que me encante llevarme por éste sentimiento en muchos momentos. Pero ahora he aprendido a salir rápido de ahí, a no quedarme enredada y enredando por ésto.
Algo ha cambiado ya, antes la época que más me gustaba del año era el otoño, ahora es la primavera y por supuesto el verano.
Aunque todavía no puedo evitar identificarme con frases como ésta, "Tengo mi tristeza siempre ahí, escondida poniéndose guapa..." o "solo quiero que el día en que me muera alguien me abrace..."
Me empiezo a sentir bien, bien viviendo. Todo está cambiando y lo va a hacer mucho más...lo veo, y me gusta.

viernes, 4 de febrero de 2011

Entre gritos increpantes la puerta se volvió a cerrar. Ella chilló gravemente, al aire, a la nada:


- ¡Ésta chica lo ha visto todo, tengo testigos, no puedes hacer ésto!!!

En aquel momento, en aquel preciso instante, tuve la sensación estraña de sentirme dividida. Por una parte, quiero acercarme, pararme, preguntar si estás bien, reaccionar mediante la acción, pero por otra tengo una especie de pudor, de miedo a inmiscuirme, y suele ganar la segunda opción, así que sigo caminando...o sigo quieta, dependiendo del escenario. Lo cual no tiene como consecuencia una tranquilidad y aceptación de mi no acción, sino que al revés, las imágenes y el pensamiento de qué pudo pasar después se quedan clavados en mis pensamientos. Siento rabia de mí misma, por qué no le diste el otro día el resto de bocadillo (casi entero) que encontraste en la mesa de una cafetería al señor que pedía en la puerta de la misma...por si le hacías sentirse inferior, por si despreciaba unas sobras de otra persona y porque la gente no está acostumbrada a hacer esto, y tú, yo, me he creído que lo mejor es seguir y no darle importancia.